¿Qué sucede cuando las herramientas de la psicología moderna no alcanzan?
- Ayahuasca y Psicoterapia
- 22 ago
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Actualizado: 26 ago
Hay preguntas que no caben en un test proyectivo. Preguntas que no se calman con ansiolíticos. Preguntas que no buscan una respuesta intelectual, sino un reencuentro profundo con lo esencial.

Durante más de un siglo, la psicología ha hecho un aporte invaluable al conocimiento de la mente humana: estructuras de la personalidad, mecanismos de defensa, patrones de apego, estilos vinculares, teorías del desarrollo... Pero a pesar de todo ese andamiaje, millones de personas siguen preguntándose lo mismo: ¿Quién soy? ¿Por qué sufro? ¿Para qué estoy aquí?
No son preguntas clínicas. Son preguntas estructurales. Y cuando la psicología moderna no alcanza para responderlas, se abre la posibilidad de mirar hacia otros territorios. No como evasión mística, ni como moda espiritual, sino como un acto radical de sinceridad interna.
La psicología como puerta… no como límite
Muchos de los participantes que llegan a nuestras sesiones lo han intentado todo: terapia cognitivo-conductual, psicoanálisis, terapia de pareja, psiquiatras, libros de autoayuda. Y aun así, algo persiste. Algo que no se resuelve con comprensión racional, porque no es mental, es existencial.
La mente no puede curarse a sí misma desde el mismo nivel en que fue herida. Necesita ayuda. Y a veces, esa ayuda llega en forma de silencio, de ritual, de contacto profundo con la naturaleza, o incluso, de experiencias que activan memorias olvidadas en el cuerpo y en el alma.
Ahí es donde las medicinas ancestrales pueden ofrecer un lenguaje distinto. No vienen a reemplazar a la psicoterapia. Vienen a complementarla. A mostrar lo que el discurso no alcanza a nombrar.
Un puente entre saberes
No creemos en la romantización de las plantas. No idealizamos ni misticismos, ni ceremonias. Pero sí hemos visto —una y otra vez— cómo ciertos estados ampliados de conciencia permiten al consultante reconectarse con sus memorias emocionales, con sus heridas tempranas, con su propósito vital. Y cuando esa experiencia se acompaña con un proceso de integración profunda, cuidadosa, estructurada… entonces puede convertirse en transformación.
El modelo que proponemos integra la mirada transpersonal, con profundo respeto ético y simbólico. Porque creemos que la verdadera transformación no ocurre en los síntomas, sino en la raíz del sentido.
No se trata de elegir entre ciencia y espíritu
Se trata de reconciliarlos.
La psicología moderna ha llegado muy lejos. Pero hay momentos en los que necesita humildad para reconocer que no lo abarca todo. Y que hay lenguajes —como el del alma, el cuerpo o la naturaleza— que también tienen algo valioso que decir.
Cuando eso se escucha, algo se ordena. No desde la técnica, sino desde la experiencia viva.
Este enfoque no reemplaza la medicina ni la psicología clínica. Al contrario: puede integrarse de forma complementaria, en un camino educativo, simbólico y existencial, donde la persona recupere su poder interior y su capacidad de discernimiento.
Porque no todo lo que duele está roto, y no todo lo que se rompe es un error.A veces, lo que se desmorona es la superficie…para que emerja lo esencial.
Mainrad Cortés
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Bendiciones!
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